SOLIA


Esta entrada recoge el trabajo de campo que hemos realizado cuatro amigos a los que nos une el entusiasmo por la historia de nuestro pueblo y a los que no puedo dejar de nombrar y agradecer su compañía, ellos son: Claudio Rodriguez Rodriguez, Bartolomé García Carneiro y Felipe Vigara Cabanilla.
No pretende ser un estudio científico sino el punto de partida para que estudiosos de la arqueología lo puedan completar o corregir. 
En el mismo pretendo reflejar, lo que en mi opinión particular, por todos los datos comprobados y aportados, puede que fuese, salvo opinión mas versada, parte de nuestra historia.
Para la realización del mismo, además del trabajo de campo, he tenido como herramienta principal los trabajos de investigación realizados por D. Angel Delgado Delgado, Los Pedroches y el Despoblado Medieval de Cuzna y Los Municipios Flavios de la Bética de Ana María Morales Rodriguez.
En su trabajo  “La Beturia de los Túrdulos”, nuestro paisano Ángel Delgado afirma que la ciudad romana de Solia se hallaba situada en el lugar que hoy ocupa el castillo de nuestro pueblo. En dicho trabajo, Delgado se esforzó por trazar las dos calzadas que atravesaban la Beturia de los Túrdulos, a saber: la calzada número 11, que discurría de Córdoba a Mérida, y la número 29 del Itinerario de Antonino, que él mismo descubrió y que discurría de forma transversal de Mérida a Zaragoza, pasando por la Oretania.

En este exhaustivo trabajo, al que no se le ha dado su debida importancia, Delgado especifica kilómetro a kilómetro ambos trayectos de primera mano, ya que él mismo los recorrió y a medida que lo hacía fue fijando la correspondencia entre las actuales ciudades y las antiguas por las que se sabe que estos discurrían y de las que hasta ese momento se desconocía su ubicación.
De esta manera, estableció las siguientes correspondencias:
Astigi-Castuera
Mellaria-Fuente Ovejuna
Miróbriga-El Guijo
Solia-Belalcázar
Baedro- ¿ ?
Arsa-Azuaga
Sisapón-Bienvenida

RECORRIDO DE LA CALZADA ROMANA Nº 29 CON LAS CIUDADES A SU PASO.



Otros autores, sin embargo, afirman que en Belalcázar se encontraba la ciudad romana de Baedro. 
Como pretendo reflejar en la entrada, ambos pueden que estén en lo cierto, pues si de Solia a Baedro había solo siete millas, es muy probable que las dos estuviesen en un solo término municipal.
Seguidamente voy a analizar los que creo son los restos de estas dos ciudades romanas que se encontraban en lo que hoy es nuestro término municipal. Para ello, y a modo de introducción, primero veamos cómo eran las ciudades en Hispania.
La civitas romana era una ciudad planificada urbanísticamente, de plano ortogonal o cuadrangular, aunque no todas las calles tenían que ser iguales. Además, las ciudades estaban dotadas de alcantarillado, agua potable canalizada mediante un sistema de acueductos, fuentes, puentes, termas, foros públicos, etc.
Aquellos que disponían de posibles, vivían en casas unifamiliares denominadas domus, mientras que los más humildes tenían que contentarse con las insulae, bloques de viviendas, generalmente en régimen de alquiler.
En el siglo III d.c. y debido a las invasiones germánicas, las ciudades comenzaron a amurallarse, convirtiéndose de este modo en lugares congestionados y poco saludables que, además, en épocas de peligro no podían proporcionar a sus habitantes los productos básicos.
Como consecuencia, los Señores comenzaron a construir casas en el campo, denominadas villas, que no solo les proporcionaban todo lo que necesitaban sino que también eran capaces de defenderse por sí mismas.

Al margen de la rentabilidad económica que pudiera reportarles, la villa era también un lugar al que el propietario podía retirarse para descansar del ajetreo de la ciudad, entregarse a la caza y pesca, dedicarse a la lectura o a las actividades artísticas.
No obstante este ocio no era incompatible con los usos  agropecuarios de la villa. Ambas  actividades requerían instalaciones diferentes y separadas unas de otras.
Las habitaciones reservadas al propietario variarían en dimensión y funciones a lo largo del tiempo.

Durante los siglos III y IV, las villas hispanas muestran un auge sin precedente.  Cualquiera que fuesen las causas, parece constatado por la Arqueología  que a partir de los años de la Tetrarquía se produce un extraordinario florecimiento de las villas romanas en Hispania.

En el Valle de los Pedroches las ciudades romanas fueron poco importantes en cuanto al número de habitantes.

Como Solia, fue una de las ciudades más importante de la zona  y se encontraba amurallada, se fueron creando numerosas villas a su alrededor, siendo el ejemplo mejor conservado el de la villa de Santa María de la Selva


En la  ortofoto que inserto al final, señalo algunos de los restos de villas localizadas, como es lógico el lugar señalado es aproximado, para evitar posibles expolio de los mismos.
Con el tiempo y como medida de defensa, se fueron creando en todos los caminos más importantes de acceso a la misma torres vigía, prueba irrefutable, en mi opinión, de la existencia de dicho núcleo de población.
Aunque los topónimos de estas torres son de las aldeas Medievales, al respecto hay que decir que todas fueron construidas sobre restos romanos.

TERMINO MUNICIPAL CON LA UBICACIÓN DE LAS TORRES



SIGNIFICADO:

1.- El actual Castillo de Belalcázar, donde estaba Solia.
2.- Torre Catalina, situada en la calzada conocida como ruta de las Merinas, antíguo camino de Castuera.
3.- Pozo de la Torre, situada en  la calzada romana nº 29 del Itinerario de Antonino.
4.- Cerro de la Atalaya, desde donde se controlaba el último camino de Córdoba Toledo, actual camino de Hinojosa que pasa por los parajes del Chaparral y Viñas Viejas (camino pw4). 
5.- Torre Luenga, que se encontraba en la actual carretera de Hinojosa del Duque  y controlaba además de éste el acceso por la Cañada Real de la Mesta.
6.- Torre Tejada, situada en la confluencia de la Cañada Real de la Mesta y la calzada nº 29.

Además de la agricultura y la ganadería, la apicultura fue una de las principales explotaciones romanas, siendo la miel uno de los productos mas apreciados para ellos y, en concreto, la producida en nuestro valle una de las de más alta calidad.
Pero lo que más apreciaban de nuestra tierra era la minería. El plomo, la plata, el mercurio y el cobre eran los metales que  fueron capaces de obtener y parece que algunos en buena cantidad y calidad, según se desprende de los más de 120 yacimientos registrados en Belalcázar y de  las minas, inagotables de Cinabrio de la Bienvenida (Sisapon).  
Siendo los dos ejemplos de minas romanas mejor conservadas, las de la Solana y las de Las Tobosas. 

MINAS DE LA SOLANA



LAS TOBOSAS



Por todo ello, las ciudades hay que buscarlas cerca de las vías de comunicación, de los yacimientos mineros y de las fuentes de agua, necesaria tanto para la vida como para la explotación minera.
Según Delgado, el Valle estaba dividido en dos zonas: la Soliense a la izquierda de la divisoria  del Zújar y el Guadamatillas, y el Mirobrigense a la derecha.
Según los Municipios Flavios y otros autores de época romana, las únicas ciudades ubicadas dentro de la actual Comarca de Los Pedroches fueron Solia en el Ager Soliensis y Baedro en el Baedronensis.
Como queda expuesto anteriormente por Angel Delgado, sabemos que Belalcázar tenía parte de su actual término en ambos.
Los testimonios de que Solia se encontraba en el actual Castillo de Belalcázar son bastante claros y unánimes.
Siguiendo el replanteo de la calzada nº 29 sabemos que estaba a 13 millas de su arranque en el puente de la Alcantarilla, actual patrona de Belalcázar.
Por el contrario de Baedro desconocemos su ubicación concreta, pero sabemos que distaba 7 millas de Solia.
Delgado además sitúa una tercera población en el Valle llamada Miróbriga -que otros autores sitúan en Zarza Capilla-, de la que dice se hallaba situada en el cerro de Majada Iglesia y la ermita de Santa María de las Cruces en el actual pueblo del  Guijo. En este pueblo Delgado hizo importantes descubrimientos como se puede comprobar en la carta que envía a Fidel Fita de la Real Academia de la Historia y que reproduzco al final de la entrada.

En consecuencia, el territorio Mirobrigense  comprendía parte del actual Belalcázar, parte del Viso, Alcaracejos, Pozoblanco, Añora, Dos Torres, Santa Eufemia, El Guijo, Villanueva de Córdoba, Torrecampo, Conquista y Pedroche,  casi todo el Valle de los Pedroches.

Con la desaparición del imperio ¿Qué ocurrió con estos dos primeros municipios romanos de nuestro término, cuyos territorios eran colindantes?

Lo mas lógico es pensar que los árabes se instalaron en ellos, ya que estaban situados en zonas estratégicas, cerca de las vías de comunicación, en lugares con agua y en los que disponían de los materiales de construcción de los edificios destruidos con lo que se evitaban el acarreo de los mismos, además al establecerse en los antiguos enclaves podían controlar mejor a la población dominada pudiendo seguir con la ocupación de Hispania.

El problema principal se plantea a la hora de ubicar el lugar exacto de tales ciudades. Para ello vamos a utilizar los datos que nos facilita Al-Idrisí un geógrafo muy reputado que residió durante un tiempo en Córdoba, y así podemos afirmar que la Solia y la Baedro romanas se corresponden con la Gafiq y la Bitrawsh árabes respectivamente.

Efectivamente, además de Gafiq, Fahs al-Ballut conoció la existencia de otros núcleos de población fortificados, entre ellos Bitrawsh, citado por Al-Idrisí, entre los Husun más importantes de la comarca y nos narra que desde Córdoba hasta Bitrawsh, por el camino de Córdoba a Toledo, hay 40 millas y desde Bitrawsh a Gafiq hay 7 millas.
Por lo tanto la afirmación de algunos investigadores de que Britawsh estaba enclavada en el actual pueblo de Pedroche basándose en criterios fonéticos, en mi opinión puede que no sea correcta, pues resulta imposible hacer corresponder las 7 millas con los 47 km que separan a Belalcázar (Solia) de Pedroche.
Habiendo incurrido, en mi opinión, en el error de confundir el topónimo Pedroche.
Dicho topónimo puede que se refiera a la población romana cuyos restos (monedas, trozos de tégula, de cerámica y pizarra)  están en los alrededores de la fuente, de origen romano, de la Ventilla en la finca de Pedroche del término municipal de Belalcázar y no al  actual pueblo de Pedroche. 
Este extremo lo desarrollo mas ampliamente en la entrada "BAEDRO".


CARTA ARQUEOLÓGICA


TÉRMINO MUNICIPAL CON ALGUNAS DE LAS VILLAS ENCONTRADAS



ALGUNOS RESTOS ROMANOS DE BELALCÁZAR

La web HISPANIA EPIGRAPHICA” contiene gran cantidad fotos de aras, Estelas… de las encontradas en las villas de Belalcázar con la descripción de las mismas y donde fueron halladas
Puedes consultarla picando en el nombre o en el siguiente enlace.

http://eda-bea.es/pub/list.php?refpage=%2Fpub%2Fsearch_select.php&quicksearch=belalcazar

Resumen de esta web:



OTROS RESTOS INTERESANTES

Otros restos interesantes son la presa de la cañada de Torretejada y de la cañada de Conejera, restos de calzadas, restos monedas, ara de Rebasco, restos de argamasa...

Presa de Torretejada

Presa de la cañada de Conejeras

Ara de Rebasco, capiteles y columnas

Restos de argamasa, sillares y cerámica de Rebasco y de Maripascual.



Restos de calzadas



Carta de Angel Delgado
La carta relata lo descubierto en el pueblo del Guijo.

(i) BOLETÍN, tomo LX, pág. 50.
142 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

«Llegué anoche del Guijo de los Pedroches, donde he estado diez días en las ruinas de Majada Iglesia, junto á Santa María de las Cruces.
He encontrado las que opino fueron termas y su cañería, y he descubierto el suelo de lo que debió ser piscina natatoria, monedas Sísaponenses, lucernas y un sin fin de fragmentos ú objetos de cerámica romana. En un muro de la casa de los guardas existe el trozo que corresponde al lado derecho inferior de una estatua de mármol sedente. Por los pliegues de la ropa debió ser de divinidad femenina, y la estatua de más de metro y medio de altura.
He descubierto la necrópolis. Las tumbas de argamasa, que debían ser de los ricos, están vacías, con señales de haber sido ya registradas, y sus lápidas trasladadas á otro sitio. Tumbas de pobres he encontrado veinte; y en las cenizas de una un estilo y dos frascos. Uno de éstos es un lacrimatorio, hecho pedazos, que he recompuesto; su vidrio está recubierto de estaño y barniz en parte. He recogido además un plato vidriado, que tiene en el centro del fondo interior la inscripción, cuya impronta en lacre le envío; y asimismo un cacharrito con estampilla en la parte exterior del hondón, y es de barro cocido rojo; de la estampilla le envío también la impronta en lacre.
En otra olla encontré una pequeña fíbula de oro con el hueco en que estuvo encajada una piedra preciosa.
También me he traído una piedra roja, que parece ser venturina, 6 camafeo de anillo, cuyo grabado representa un pájaro sobre una maceta de flores.»
Hasta aquí el Sr. Delgado.
Tres objetos merecen singular atención:
1 ) La estampilla del cacharrito,
VlLU que debe leerse Villi{ani\ No es nueva (Hübn,, 4.970 5S4).
2) La del plato vidriado, 0{fjicind) Apri. O'APRJ

El fabricante, Lucio Sempronio Aper, con frecuencia se nombra
(Hübn., 4.967 3' 4-975 S5> 6-252 34).
3) Las monedas de Sisapo (Almadén). Este hallazgo es de gran monta. Un sólo ejemplar se conocía hasta ahora, consistente en un as de cobre. En el anverso campea una cabeza imberbe; y en el reverso un jabalí (aper) con la leyenda SAESAPO.
                                               Madrid, 14 de Junio de 1912.
                                                                            FIDEL FITA.